El Becado

(historias de Libercity)

Miércoles, 10 de enero 2140.
Suena la alarma despertador. Joaquín extiende su mano entredormido y la apoya en el panel que está a la cabecera de su cubículo-cama. «Buen día Joaquín. Ya se ha cumplido tu mínimo de sueño.» dice la voz pregrabada del sistema. A medida que abre los párpados no alcanza a ver mucha luz, parece que aún no amaneció. Se siente aturdido y busca en el panel para saber la hora. Una leyenda marca «4hs 35′ de sueño». «¿Desde cuándo ese es el mínimo?» piensa.

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La soledad profunda

No, no es que te falte compañía. Ni amigos, ni amor, ni pareja, ni sexo, ni hobbies, ni plata. Bueno, plata puede ser pero no es su origen. Tiene que ver con el tiempo principalmente. Nosotros entendemos el tiempo como una linea que vamos navegando a la velocidad de un segundo por segundo, dejando atras un mar y aventurandonos al siguiente. Giramos el timón como podemos, izamos velas, tiramos cargas y aguantamos tormentas pero siempre con un destino, hacia adelante. ¿Por qué pensamos así? ¿por qué el hoy tiene mas categoría que el ayer? ¿solamente porque es live broadcasting? Es decir, lo vamos recordando en el instante luego que sucede. Parece que es una etica de la memoria: mientras más fresco lo tengamos más actual es, más real, lo demás que se quede en el pasado. Tremenda boludez. ¿No tenes recuerdos más frescos de hace 10 años que lo que acabas de hacer hoy a la mañana? No solo eso, tu organismo tiene recuerdos que hoy te persiguen. Te dan arcadas olores de comida que te cayeron mal, te pones tímida al pasar cerca de la casa de alguien, tenes taquicardia y ansiedad al pensar en el colegio y después tenes pesadillas sobre el colegio. El tiempo es un presente continuo. Si tuvieramos una memoria perfectamente accesible como algunas personas tienen, que recuerdan vivamente cada segundo de su vida sería más fácil entender lo que digo. Esas personas están experiementando la tortura del tiempo en su forma pura. Es una cuadro el tiempo, una escultura que podemos rodear y re visitar. No nos podemos desembarazar de lo sucedido, creer que lo hemos pasado dado que no solo nunca lo vamos a pasar sino que seguimos siendo eso. Lo que si nos es inaccesible es el futuro pero fijense que presente es el pasado que nos obsesionamos con predecir el futuro constantemente, con mucho cagaso de que se repita algo de lo que nos pasó. De lo que nos está pasando.

La soledad profunda no sucede ahora sino que sucedió hace mucho, por eso está presente hoy. La soledad absoluta es una mancha negra viscosa sobre un fondo blanco sucio que chorrea y que por alguna razón hace una medialuna que deja ver el fondo blanco y luego sigue chorreando. No se puede cambiar. Es porque nos dejaron solos sin tener a quien acudir. Porque a quien podrías haber concurrido era de quien te querías escapar. No estaba ahí, nadie disponible. El terror te lo tuviste que aguantar en silencio, si gritabas era un grito mudo. Si el árbol se cae y no hay nadie escuchando ¿hace ruido?. La soledad es absoluta en un bosque en donde nadie escucha. Cuando por fin alguien puede escuchar resulta que está ahí para talar el bosque. Bueno, que lo tale, es eso o no tener a quien acudir nunca más. Así se forja la soledad absoluta. El silencio del grito que nadie percibe ¿estamos gritando si nadie nos escucha? ¿qué pasa con el terror sin superhéroes? ¿Qué pasa con el amor sin testigos y sin amantes? ¿Qué pasa con la alegría sin la risa?. Los idiotas dirán que son cosas que pasaron antes, que hoy estás rodeado de gente pero es porque ignoran que antes y ahora son sinónimos y esa soledad que fue también es. La soledad absoluta es inaccesible, como el futuro, ya fue y ya esta siendo. En la soledad absoluta tenemos fiebre aunque no nos suba la temperatura. Nos asustamos aunque nada nos asuste. La soledad es excéntrica y risueña, a veces no tiene nada que perder. A veces se te esconde. A veces nos da pena. Vivimos atrapados en una total incoherencia de no estar solos y de estar en la soledad absoluta. ¿Con qué podremos llenar ese vacío?